La extracción de médula ósea se utiliza en casi el 15% de las donaciones de células madre. El procedimiento se realiza bajo anestesia general y, desde la cresta ilíaca, al donante se le extrea aproximadamente un litro de mezcla de médula ósea y de sangre.
Esta cantidad equivale casi al cinco por ciento de médula ósea total en el cuerpo y se regenera en unas pocas semanas. Una vez que se han extraído las células de la médula ósea, la persona puede experimentar dolor localizado durante unos días que, según nuestros donantes, se siente como un moretón o un ligero dolor lumbar.
Quienes donan mediante extracción de médula ósea normalmente permanecen en el hospital una o dos noches después del procedimiento. Posteriormente, los médicos del centro clínico les aconsejan que pasen unos días más recuperándose en casa con reposo relativo.
El riesgo para la salud de la extracción de médula ósea es bajo y, esencialmente, es similar al que conlleva cualquier operación con anestesia general. Así mismo, para evitar cualquier inconveniente realizamos un chequeo médico exhaustivo de nuestros donantes.
Esto incluye chequear su historial médico, su salud física y una evaluación de los resultados de laboratorio. Además, un anestesiólogo le explicará los riesgos de la anestesia y dará también un pase adicional. Cuando todos los controles muestran que la salud del donante no se verá afectada de ninguna manera por una donación de células madre, el procedimiento se puede llevar a cabo.