Se registró de manera altruista y trató de no contar mucho, pero fue difícil. La donación de Néstor Varela de células madre sanguíneas no sólo ayudará a una mujer a recuperarse de su cáncer de sangre, sino que es todo un hito: la oportunidad de vida 300 facilitada por DKMS Chile en 5 años.
Néstor Varela (21) donó células madre sanguíneas sin saber para quién serían. En septiembre viajó desde Concepción hasta la Fundación Arturo López Pérez (FALP) en Santiago para salvar la vida de alguien que lo necesitaba. Lo hizo sin contarle mucho a sus amigos de la universidad y sin postear en redes sociales lo que fueron los meses previos. “Por la misión personal de ser un donante altruista: quiero ir a donar, no decir que doné”, explica al teléfono.
Sin embargo, tal como las probabilidades de ser compatible con un paciente en el mundo son escasas, pero no improbables, el azar genético tenía otra sorpresa para Néstor. Él se transformó en la persona número 300 de DKMS Chile en salvar una vida. “Es un gran honor para mí ser un número emblema en la Fundación, porque llegar a 300 donaciones habla del compromiso que tiene la organización y que tienen las personas”, reflexiona.
“Yo lo veo como 300 oportunidades nuevas de vida y poder ser uno de los que redondea este número significa muchísimo para mí. Si la experiencia de por sí ya era bonita y gratificante, fue el doble o el triple”, dice sobre el hito, uno que comenzó en 2022 cuando decidió registrarse como potencial donante en DKMS.
Durante el año pasado, en la Universidad del Desarrollo de Concepción, vio un stand de la Fundación, pero como debía llegar rápido a una de sus clases de odontología no alcanzó a detenerse. Al llegar a su casa buscó toda la información, completó el formulario online y devolvió el kit con sus muestras, a la espera de alguna vez ser compatible con alguien.
“No es como donar un riñón, sino células madre que siempre tenemos. Si podemos compartirlo y así le damos una oportunidad de vida a otra persona, genial”, agrega. Así fue como este año recibió una llamada de Katia Cabello, coordinadora de donantes de DKMS. “Me imaginé a una persona adulta. Como soy del área de la salud, sé cómo funciona el tratamiento del cáncer. Llegar al extremo de necesitar que te donen células madre, es difícil no imaginarse cómo está la persona que va a recibir la donación”.
Katia le explicó el proceso, las formas en que se extraen las células madre sanguíneas y le preguntó si quería seguir adelante. De ahí vinieron los exámenes de sangre para comprobar la compatibilidad genética y otros para asegurar que su estado de salud le permitía donar.
“Ahí conversé con mi mamá. Al principio no le gustó mucho la idea, porque uno de los métodos de donación era por extracción de médula ósea. Como soy del área de la salud, sé que es una cirugía menor y no tendría ninguna complicación, pero para las personas comúnmente el hecho de pensar en cirugía genera rechazo o temor. Le expliqué todo y terminó accediendo y motivándose igualmente”, recuerda.
Como su mamá, a los amigos de Néstor también los ha inspirado su historia. Una en la que él podría salvar la vida de una mujer de entre 40 y 50 años de Europa, a quien le desea que la donación funcione y pueda recuperarse. “Que vea que esta bonita coincidencia de encontrar un gemelo genético, como una oportunidad para seguir intentándolo, que la vida sigue y que a pesar de todos los obstáculos siempre van a haber momentos y personas que nos van a ayudar”.