Constanza Rojas tiene 22 años y es de Talcahuano. Hasta que tuvo que donar, llevaba 20 días en cuarentena. Con mascarilla y guantes decidió “regalar vida, alegría y oportunidades a alguien que lo necesita”. Este es su relato en primera persona sobre su proceso de donación en tiempos de covid-19.
Durante octubre buscamos llegar a los 100 mil potenciales donantes registrados y, mientras eso pasa, queremos destacar las historias de aquellos que han sido llamados para entregar una segunda oportunidad de vida. A continuación, el relato que Constanza Rojas entregó en 2020.
“Siempre he tratado de ayudar en la medida que puedo. Cuando supe lo difícil que es encontrar a un gemelo genético de células madre sanguíneas, me motivé y decidí registrarme. En septiembre de 2019 me inscribí de forma online para ver si, en algún futuro, pudiese ayudar, pero nunca pensé que sería tan pronto.
Me llamaron en febrero de este año. Yo estaba en mi casa, jugando con mi sobrina, cuando recibí una llamada de la Fundación. Fue una emoción genial, me sentí́ afortunada de poder ayudar. Mi familia siempre me ha apoyado frente a este tipo de decisiones y esta vez no fue distinto. Cualquiera de los dos métodos de donación me acomodaba. Con todo lo que está sucediendo en el mundo, lo único que me preocupaba era el hecho del viaje [de Talcahuano a Santiago].
Hasta que tuve que donar, yo llevaba 20 días en cuarentena. Al salir, siempre usaba mascarillas, guantes y me lavaba las manos. Como medida de resguardo, el equipo médico del centro de donación estuvo con mascarilla todo el tiempo.
Durante la donación, tuve un poco de problemas con el hormigueo en la mano, pero el trato del equipo fue excelente. Pensé que el procedimiento sería doloroso, pero no, solo aburre estar seis horas sentada. Es algo que volvería a hacer mil veces.
Mis células son para un hombre latinoamericano de entre 40 y 50 años, a quien le envío un montón de buenas energías y que espero esté muy feliz. Creo que ser donante de células madre sanguíneas significa tener la oportunidad de ayudar a quien lo requiere. Como dicen mis amigos y mi familia: es una bonita acción.
Al estar registrados como potenciales donantes tenemos la posibilidad de regalar vida, alegría y oportunidades a alguien que lo necesita. Por lo mismo, si alguien resulta compatible durante la cuarentena, tiene que evitar los riesgos e intentarlo no más. La Fundación siempre velará por el bienestar del donador y del receptor”.