Una vez que ya eres parte del registro DKMS, podrías resultar compatible con cualquier paciente. Eso le ocurrió a Karina, Bastián y tantas personas más que este año salvaron una vida. En el Día del Donante de Médula Ósea, destacamos esas historias y la importancia de donar células madre sanguíneas.
Para los pacientes con cáncer de sangre, septiembre es una instancia de concientización sobre la leucemia, el mieloma y el linfoma. Y el tercer sábado del mes una fecha para agradecer a quienes han salvado su vida. A nivel mundial, se celebra el Día del Donante de Médula Ósea, en el que se destaca la importancia de donar células madre sanguíneas y, así, dar segundas oportunidades de vida a pacientes de Chile y el mundo.
Actualmente, 40 millones de personas conforman el Registro Mundial de Donantes de Médula, de las cuales 11 millones pertenecen a DKMS. Según la WMDA, más de 50.000 pacientes en todo el mundo reciben trasplantes cada año. Sin embargo, muchos otros no reciben el tratamiento porque encontrar un donante compatible no es tarea fácil.
Si aún no te sumas a DKMS, haz click en el botón "Regístrate" y rellena el formulario que se despliega. Un kit llegará a tu casa y es vital que lo devuelvas a nuestra oficina para completar tu registro. Si ya eres parte de DKMS, invita a tu familia y amigos a registrarse como potenciales donantes a través de nuestra web. Si además te gustaría realizar una campaña de registro junto a nosotros, completa este formulario.
Una vez que ya eres parte del registro DKMS, podrías resultar compatible con cualquier paciente del mundo. Eso le ocurrió a Karina, Damaris, Bastián, Mauricio y tantas personas más que este año decidieron salvar una vida.
Karina Garrido (28) estaba trabajando cuando recibió un llamado de DKMS que le cambió los planes que tenían con su pololo: irse a vivir juntos y de vacaciones. "Fue a fines de 2021, pero sentí que era un momento ideal, porque todo podía adaptarse a prepararme para la donación", cuenta.
"El proceso médico es tal y como lo anticipan, pero la respuesta social era algo que no me esperaba. Todos te dicen lo valioso que es hacer algo así por alguien y, más aún, que no conoces. Creo que donar células madre es realmente darles a otros una oportunidad de vivir. Es tan difícil encontrar personas genéticamente compatibles, que cada persona que se registra es una posibilidad más de vida".
Damaris Gallegos (25) se registró en 2019 durante una campaña de DKMS en su universidad. A inicios de este año, la tecnóloga médica donó células madre sanguíneas a un hombre de unos 30 años de Estados Unidos. "Decidí donar porque me imaginaba la felicidad de la familia del paciente y eso me llenaba el corazón de alegría", dice.
Gabriela Toledo (29) se registró en 2020 durante la última gran campaña presencial antes de que se desatara la pandemia en Chile. Más de 4.000 personas asistieron al British Royal School, colegio del que es ex alumna. Mientras estaba en el período de exámenes finales de su carrera y se preparaba para una competencia de triatlón "ironman", recibió un llamado de DKMS.
"Me sorprendió el avance de la ciencia para lograr algo así: que mis células madre sean extraídas de manera tan sencilla y en poco tiempo entregadas al paciente que puede estar en cualquier parte del mundo. Siento que he contribuido con una pequeña ayuda a alguien que espero vuelva a tener una vida sana y tan maravillosa como la mía".
Vilma Ramírez (39) también se registró en la misma campaña que Gabriela, llevada a cabo en el British Royal School, colegio al que asisten sus dos hijas. En febrero donó a una niña entre 3 y 7 años de Latinoamérica.
"Una de las cosas que más me motivó a inscribirme fue pensar, como mamá, en todas aquellas mujeres que tienen hijos enfermos y que tal vez un donante de células madres puede ser la esperanza de vida de sus hijos", dice.
Francisca Navarrete (22) se registró durante sus vacaciones del 2018, tras ver en Mucho Gusto el caso de un niño de Curicó que buscaba un donante. La historia le llegó relativamente de cerca, porque aunque es de Rengo, vive en Talca por temas académicos. Al término de su cuarto año de kinesiología recibió un llamado.
"Al principio estaba ansiosa por las agujas pensando que me generarían dolor, pero al darme cuenta que fue lo contrario, me relajé y disfruté del proceso. Mi familia y amigos tenían miedo, pero ahora me dicen que soy un héroe, están muy orgullosos. Mi mama se inscribió conmigo y ahora le encantaría que la llamaran por que ya vio que es algo seguro".
De Teno, Josefa Ormazábal (20) conoció a DKMS durante una campaña en el mall de Curicó y volvió a ver a la Fundación un día en su universidad. Cuando la llamaron, acababa de vivir el fallecimiento de su tío, con el cual vivió toda su vida y quien considera su padre. "Ser donante significa ayudar a una persona, dar vida. Me llena profundamente, pues sé que desde el cielo él me envió esto para que lo haga", dice.
Su células fueron destinadas a una pequeña de menos de cuatro años de Latinoamérica. "Deseo que le den la oportunidad para que ella pueda tener una larga y hermosa vida", cuenta.
Rocío Moscoso (37) fue una de las primeras personas en registrarse como potencial donante cuando DKMS llegó a Chile y en marzo donó a una mujer latinoamericana. "Mi donación fue por aféresis, por lo que estuve casi un día entero conectada a una máquina. Puede ser medio intenso, pero cuando uno piensa en por qué se está viviendo esto, vale la pena", dice la arquitecta de Pichilemu.
Bastián Nawrath (26) se registró en 2018 en la Universidad de La Frontera en Temuco. "En mi familia siempre tratamos de ayudar a quien lo necesita, regalando ropa, artefactos eléctricos, donaciones económicas. Pero es distinto cuando uno tiene la oportunidad de poder extender un poco más la esperanza de vida de una persona", dice.
Tiene una cuenta de Instagram donde apoya a emprendedores de La Araucanía y enseña matemáticas a niños con necesidades educativas especiales. Su amabilidad lo llevó a donar para un niño de entre 3 y 10 años de Latinoamérica a quien, si pudiera decirle algo, sería: "Espero que este proceso sea todo un éxito, te mando un fuerte abrazo y bendiciones".
El año pasado, un amigo invitó a Teresa Egidio (25) a registrarse durante la campaña de Ignacia Pérez, estudiante de Psicología UC diagnosticada con leucemia. Entre los miles de donantes que se sumaron a DKMS estaba Teresa y, aunque lamentablemente Ignacia falleció, resultó compatible con otra paciente del mundo.
"Después de la campaña de la Nacha se me había olvidado que seguía mi muestra en el sistema. Me tomó por sorpresa y me costó dimensionar lo que estaba pasando. Se sintió especial que a los tres meses de mandar la muestra haya hecho match. Me hizo sentir muy útil y feliz por la familia a la que le llegó esta noticia", dice sobre un proceso que compartió con el podcast Relato Nacional.
Paloma Cuello se registró después de ver un comercial de DKMS. Se describe como un poco tímida, aunque muy perseverante y que lucha por lo que cree. Eso la llevó a donar en mayo a una niña de Europa, mediante extracción de médula ósea, un método utilizado en el 15% de los casos.
"El dolor es parecido al que da en la espalda baja durante la menstruación, pero ya a la semana no sentía prácticamente nada de dolor. Es algo especial, algo que recuerdo cada vez que me siento mal y estoy un poco bajoneada, me llena el corazoncito de alegría".
Mauricio Colin (26) es de Villarrica y cuenta que por curiosidad abrió un sobre que un día le llegó a su hermana. "Me registré hace menos de un año, a través del sitio web. Me sorprendió que fue mucho más cómodo y gratificante de lo que esperaba. Imaginé algo mucho más incómodo, pero fue radicalmente distinto a lo que había pensado", dice. "Ser donante significa poder dar esperanza a una persona que quizás ya veía la batalla perdida y, así, volver a amar la vida".