La leucemia es un tipo de cáncer de sangre que afecta las células sanguíneas en tu médula ósea, usualmente los glóbulos blancos.
La leucemia es un cáncer que afecta los glóbulos blancos de la sangre. Debido a mutaciones genéticas las células madre de la sangre se transforman en malignas, esto es, proliferan e invaden la médula ósea normal y se liberan a la sangre. Cuando la enfermedad se descontrola invade todos los órganos del cuerpo y puede causar la muerte por el compromiso de cualquiera de ellos. El efecto mas inmediato y grave de este fenómeno es sobre las células normales de la sangre: glóbulos rojos, causando anemia; globulos blancos, predisponiendo a infecciones oportunistas que pueden ser graves; plaquetas, predisponiendo a hemorragias.
Los síntomas clínicos de la leucemia aparecen progresivamente según la enfermedad avanza. Como desde el principio es una enfermedad diseminada, no podemos diagnosticarla precozmente y cuando se detecta todo el organismo está infiltrado de células leucémicas.
La leucemia se clasifica en:
El tratamiento de todas las formas de leucemia se inicia con quimioterapia. Esto es, medicamentos que impiden la proliferación de las células malignas y que en muchos casos consiguen curar al paciente. Sin embargo, otros tienen una recidiva o progresión de la enfermedad y deben recurrir a un trasplante de células madre de la sangre de un donante sano.
Aunque los síntomas de los diferentes tipos de leucemia son comunes, cada tipo de leucemia tiene características y pronóstico propio
La leucemia mieloide crónica (LMC) es provocada por una mutación cromosómica: dos de los veintitrés pares de cromosomas en los núcleos de las células humanas están mal translocados, lo que conduce al llamado cromosoma Filadelfia y al gen defectuoso. Ese gen hace que los glóbulos blancos, llamados granulocitos proliferaren de manera incontrolada en la médula ósea e ingresen a la sangre periférica en grandes cantidades.
La leucemia mieloide crónica se desarrolla en etapas, progresando de una en otra en un plazo de muchos años; cada una de ellas tiene sus propios signos y síntomas. Inicialmente, no son numerosos, pero con la acumulación de células sanguíneas inmaduras pueden intensificarse diversas dolencias, lo que indica una progresión de la enfermedad.
Existen tres fases de la leucemia mieloide crónica:
Afortunadamente, en la mayoría de los casos, la enfermedad se diagnostica durante la primera etapa, cuando los síntomas aún son menores. Sin embargo, en ocasiones la leucemia se detecta en su fase avanzada, cuando progresa rápidamente.
Características de la fase crónica
Durante esta fase el paciente presenta varios síntomas menores, como fatiga crónica, dolores de cabeza dolores en las extremidades y pérdida de peso. En el examen físico el paciente tiene típicamente el bazo agrandado. La mayoría de los pacientes se diagnostica en esta etapa, en que el uso oportuno de medicamentos que inhiben el cromosoma Filadelfia, pueden conseguir el control de la enfermedad por muchos años y en algunos casos de forma definitiva.
Características de la fase acelerada
Durante esta fase, la enfermedad progresa más rápidamente. La continua multiplicación granulocitos patológicos genera que los síntomas de la primera fase se intensifiquen, incluyendo sudoración nocturna y dolor más fuerte, así como síntomas característicos de la anemia, fatiga permanente y letargo, así como disnea y disminución de la capacidad de ejercicio. El diagnóstico de leucemia en esta fase todavía ofrece una buena posibilidad de tratamiento eficaz, aunque el pronóstico es un poco peor.
Características de la crisis explosiva
La fase final de la enfermedad se caracteriza por su mayor agresividad. Durante esta etapa, la leucemia crónica comienza a comportarse como una forma aguda de leucemia que puede ser mieloide o linfoblástica. Se manifiesta por infecciones frecuentes y recurrentes que no se pueden curar con un tratamiento estándar. Asimismo, a los pacientes se les diagnostican trastornos hemorrágicos, es decir, trastornos de la coagulación sanguínea causados por un recuento reducido de plaquetas. En esta fase, la enfermedad generalmente se trata como leucemia aguda y el pronóstico es peor.
La leucemia mieloide aguda es una neoplasia maligna del sistema hematopoyético que se origina en los glóbulos blancos. Se han descrito mutaciónes genética que causan esta enfermedad. Las células sanguíneas sanas son desplazadas progresivamente por células malignas o blastos, lo que provoca insuficiencia orgánica y la muerte en un lapso muy breve.
La leucemia mieloide aguda ocurre en todos los grupos etários, el riesgo de padecerla aumenta con los años y la edad media de los pacientes es de 65 años. Entre los niños, este tipo de leucemia no es tan común, afectando aproximadamente a 10% de los pacientes jóvenes que padecen neoplasias malignas.
Los principales signos y síntomas incluyen:
Otros síntomas preocupantes incluyen:
La Leucemia Linfoblástica Crónica (LLC) es la forma más común de leucemia en el mundo occidental, y ocurre principalmente en la vejez. La LLC puede presentar síntomas leves durante años y puede no requerir ningún tratamiento, pero también puede volverse agresiva y –debido a su resistencia al tratamiento– puede conducir a la muerte.
La leucemia linfoblástica crónica ocurre cuando hay una proliferación y una acumulación incontroladas en la sangre y la médula ósea (a veces también en los ganglios linfáticos, el bazo y el hígado) de linfocitos cambiados neoplásicamente: glóbulos blancos. A medida que la enfermedad avanza, los linfocitos modificados desplazan a las células sanguíneas sanas.
Las causas de la leucemia linfoblástica crónica son desconocidas, pero los científicos asumen que la predisposición genética es un factor importante en su desarrollo.
Los síntomas más comunes de la leucemia linfoblástica crónica incluyen:
Sin embargo, es raro que los pacientes presenten todos los síntomas, ya que un gran número de casos es asintomático.
La leucemia linfoblástica aguda (LLA) es una neoplasia maligna del sistema linfático, que afecta principalmente a los jóvenes. Es la neoplasia más común entre los niños (especialmente en la edad de 2 a 6 años), y representa el 30%- 75% de los diagnósticos de cáncer de sangre en ese rango de edad. Si bien su incidencia anual es de 2 casos por cada 100.000 habitantes,.
La leucemia linfoblástica aguda al igual que la de tipo mieloide por mutaciones genéticas en este caso en células linfáticas inmaduras de la médula ósea llamadas linfoblástos.en las cavidades de la médula ósea, se produce un crecimiento descontrolado de linfoblastos. Es también de progresión muy rápida y los síntomas se derivan especialmente de la ocupación medular y el desplazamiento de las células hematopoyéticas sanas.
La leucemia linfoblástica tiene una presentación muy variable produciendo síntomas dispares de un paciente a otro, tanto en su localización, intensidad y duración. Puede iniciarse como un cuadro febril prolongado asociado o no a infecciones de diversos grados de severidad y que no responden a tratamientos habituales. o directamente a las manifestaciones de la insuficiencia medular como la leucemia mieloide. Muchas veces los primeros síntomas pasan inadvertidos y son achacados a patologías comunes y banales, pero la enfermedad progresa inexorablemente produciendo lo síntomas más específicos como la anemia, sangramiento de la piel o las mucosas y fiebre. Los dolores de huesos a veces severos junto con la sudoración nocturna excesiva son también comunes en leucemia linfoblástica.
En el examen físico del paciente con leucemia es frecuente detectar ganglios linfáticos inflamados así como aumento en el tamaño del hígado y bazo.
Los síntomas más importantes que pueden indicar la enfermedad incluyen: